Gracias...

        

Gracias por quemarte la mano,
por poner tus dulces huellas en el fuego,
por mi,
por nosotros.

Te quiero por ser tú

por dejarme vivir,

por no te tener nuca que fingir

que siempre estoy feliz

Gracias por escucharme,

por quererme,
simplemente por aguantarme.

Llevo días pensando

por qué durante tanto tiempo te estuve odiando,

dime la verdad

sé que muchas veces te has metido en mi cama

trayendo arena de otros mares en tus pies,

pero créeme aún te sigo amando.

Gracias por arder en los infiernos,

simplemente para que yo pueda volar por los cielos.

Estoy segura de que me quieres,

porque me lo has dicho varias veces

lo malo es que siempre me creo todas las mentiras...

cuando me dices que me amas en verdad solo deliras,

es prácticamente imposible amarme

si ni yo se entenderme.

Gracias por ser siempre tú

esa persona especial,

esa que siempre torna mis labios en una curva

llamada sonrisa...

Aún me debes un millón de lágrimas en tu hombro,

un millón de risas con tus tonterías,

un  millón de sesiones de riso-terapia,

o como yo lo llamo, 

perderme en tus labios.

Gracias por recorrer las calles a mi lado

y gracias por proteger a mi corazón,

para que nunca fuera apuñalado.

Hoy al mirarme en el espejo,

me he dado cuenta de que algo ha cambiado en mi reflejo

y eso es porque tú ya no estás aquí conmigo,

ayer por la noche te diste cuenta

de quién era,

de que era yo quien había decidido sumergirse entre rimas

y te fuiste

no voy a odiarte por eso,

porque yo haría lo mismo...