Léeme y después juzgame si quieres...

De verdad me tiene que importar cómo me vean tus ojos, ¿es en serio? No creo que todo el mundo piense lo mismo de mi, eso lo tengo claro, oigo a mis mejores amigos mofarse de mis defectos y riéndose de mis virtudes, si lo vas a hacer tu también, no lo hagas susurrándome al oído, hazme el favor de irte, porque si hemos llegado a este punto es porque ya no te necesito.
No hace falta que le guste a todo el mundo, tampoco lo pretendo, tengo claro que solo yo puedo juzgarme y es que tú nunca vas a llegar a conocer lo más profundo de mi alma, lo que esconde mi mirada, lo que escondo tras un no me pasa nada.
Si quieres quererme primero has de entenderme, no intentes empezar este puzzle por el medio, porque cuando llegues a las esquinas ya habrás perdido las piezas. Todos somos iguales, una misma raza peleados por diferentes ideas, ¿qué te parece si las juntamos todas? puede salir un desastre o podemos formar algo muy bonito.
No lo niegues, tanto tú como yo sabemos lo que pasa en este planeta, decimos que no hay esclavos, pero, y si te digo que tú eres uno. Contestame a estas preguntas ¿no sigues las pautas que marca la sociedad?¿no eres una copia de otra copia?¿te consideras único e incomparable?¿crees que eres libre?¿crees que el amor verdadero existe?
Si me vas a responder sí a todo, callate un segundo y léeme.
Ya sé que no tengo la razón absoluta eso sería imposible, pero por lo menos escúchame, estoy casi segura que haces practicamente lo mismo todos los días, todas las semanas, todos los meses y no te estoy diciendo que esto sea algo malo, pero eso significa que no eres totalmente libre, eso significa que sigues unas pautas, que están marcadas por nosotros mismos, y por lo tanto también me estás revelando que eres una copia de otra copia y viceversa. Todo eso te dificulta creer en que exista el amor verdadero, todo eso hace que no te creas único...
Y es que puede que hoy te mires en el espejo y te enamores de tu propio reflejo, pero no me intentes engañar, a veces te encantaría romper tu asqueroso espejo para que así deje de mostrarte la más cruda realidad, la de aceptarte u odiarte.
Está claro que si ni tú mismo te quieres, no esperes que los demás lo hagan por ti, si tu solo aprendes a herirte, no esperes que los demás vayan a sacarte de ese pozo negro en el que estás sumergiendo te cada vez más, y más. Porque cuando más necesitas a las personas, más te fallan y así seguirás si no cambias tu forma de ver la vida, si no aprendes a curarte la herida a olvidarte de la cicatriz y a preocuparte más de ser feliz.
Somos ángeles con alas cortadas, magulladas, somos odiadas, por simplemente estar enamoradas de la vida, por haber encontrado una huida de la tristeza.